domingo, 2 de marzo de 2014

Carnaval, el mundo al revés.

El viernes parecía que el mundo estaba vuelto del revés. Los padres se vestían de hijos y los hijos de padres. Así, en la clase del Conejo teníamos a los papis vestidos de conejitos y los del Pájaro lucían alas de colorido plumaje. Algunos padres de la Ardilla organizaron un aquelarre, otros se dedicaban a la piratería y no sabemos si víctimas de unos o de otros los hubo que se quedaron en los huesos y vagaban como esqueletos errantes.



Los personajes de la tele salieron de las pantallas, así vimos a Mary Poppins y a sus pingüinos camareros/bailarines; Zipi y Zape  se confundieron de colegio, aunque no traían mucha pinta de ponerse a estudiar; se mezclaban los que nunca mueren (Légolas del señor de los anillos) con las que ya están muertas (Monster Hight); luchando contra el imperio estaban la princesa Leia y Joda mientras Darth Vader se defendía como podía; aparecieron por allí los minions en busca de Gru, su villano favorito; Mario Bros traspasó la consola y también se hizo carne y hueso.

Las Marzas este año coincidieron con el Carnaval y allí se presentaron los profes y demás miembros del colegio vestidos de marceros y haciendo los honores con su música con Santi como director de coro, después Luis tomaría la batuta de maestro de ceremonias del carnaval 2014.

En la sección regional, una vez cubierta la sección cántabra con los marceros, también hubo parte andaluza; fuera ya de nuestras fronteras hubo representación yanqui con vaqueros y animadoras a gogó. En 4º de la ESO para despedirse del colegio tuvimos al que otro año fuera el sepulturero del país en tiempos de crisis, este viernes era El Greco enmarcado y todo, Samuel, el año que viene te vamos a echar de menos.




Por lo demás se cumplieron los trámites de rigor mientras el tiempo daba una de cal y otra de arena con lo que se lanzaron los peleles pero no se pudieron quemar, por allí corrieron zamarrones, la vaca morena, se leyó el testamento del burro, se bailó y compartimos bebidas, chuches y bromas.


Para cubrir gráficamente el evento se contaba con los fotógrafos oficiales y aficionados de siempre y, además, se habilitó un espacio a modo de photocall por el que desfilaban las celebrities que querían pasar a la posteridad en toda su gloria.


Terminó la fiesta y cada uno a lo suyo: los profes a recoger,  los más pequeños se quedaban dormidos en el coche camino a casa y los mayores quedaban para seguir la fiesta en otro sitio. Y terminamos pensado en lo de todos los años ¿de qué iré el año que viene?